lunes, 16 de julio de 2007

Dictado del 16-7-07


Un día estando con mis apóstoles sentí sed y les pedí que me dieran de beber. Ellos me trajeron una tinaja de agua fresca y bebí complacido. Ellos también bebieron.
La sed es asidua en el cuerpo humano y hay que beber y reponer líquidos. Lo mismo pido a mis elegidos, les pido que me den de beber y que lo hagan asiduamente. No me basta con que me den de beber de vez en cuando, exijo que sea asiduamente.

Necesito de vosotros, mis elegidos, que saciéis mi sed, la sed horrible que me quema porque tantas almas Me desprecian, Me toman por un cuento y Me odian. Pero cuando esas almas son consagradas a Mi, religiosos, religiosas y sacerdotes, Mi sed es devoradora y a vosotros, almas pequeñas, nada en la sociedad, pero mucho en Mi Corazón, os pido de beber.

Yo soy un Dios que mendiga amor, voy de acá para allá buscando almas consoladoras, almas que me amen por Mi Mismo y no por Mi Poder, y son pocas las que encuentro. Quiero que mis elegidos estén disponibles a servirme a cualquier hora del día y de la noche. Quiero absoluta disponibilidad, quien se me consagra ya no se pertenece, ni pertenece a su intereses, sino a Mi y a Mi Corazón.

Esto lo digo por personas que no cumplen lo que Me prometieron. Van dejando poco a poco Mis intereses y anteponiendo los suyos, esas personas cuando lean estos mensajes sabrán en su interior, quienes son. Yo las amo, pero reclamo lo que me ofrecieron, sin miramientos, ni disculpas, porque soy un Dios Celoso y amo a mis criaturas y deseo ser amado por encima de todas las cosas.

Mi exigencia es por el bien de vuestras almas que poco a poco os vais dando concesiones, hasta que lleguéis a negarme todo. No permitáis ser engañados por Mi gran enemigo Satanás, el no sabe como apartaros de Mi y a veces lo hace tan sutilmente que no os dais ni cuenta, pero Yo, Jesús, Vuestro Maestro y Señor, velo para que esto no suceda y os lo hago saber amorosamente, por vuestro bien y Mi Gloria.