jueves, 24 de enero de 2008

Dictado del 24-1-08

Me decís muchos de vosotros que Me amáis pero no Me lo demostráis cuando Yo deseo que Me sea demostrado. Me decís muchas veces: yo daría la vida por Ti y todo lo que Tu Me pidieses, pero tan pronto tenéis una pequeña prueba, a veces ni eso, a veces, una contrariedad y ya os olvidáis de todo vuestro amor, porque es eso precisamente lo que quiero que Me deis, lo que Yo os pido, no lo que a vosotros os interesa. ¿Os gustaría que a vosotros os hicieran un regalo que no os agrada? Y por el contrario, ¿no agradecéis los regalos que os gustan? Pues bien, Yo deseo que Me ofrezcáis lo que os pido, no lo que a vosotros os conviene, ofreciéndome lo que os pido, lo que os envío en ese día, eso es lo que Me glorifica, porque no tiene que ver nada con vuestros gustos.

Cuantas veces vais de viaje y el coche no arranca, o tenéis en el transcurso del mismo una avería. Le dais patadas al coche, os crispáis los nervios, a veces, hasta blasfemáis, pero eso que Yo os envío es lo que deseo que Me ofrezcáis, y no las penitencias que os imponéis vosotros que no tienen que ver con lo que Yo os inspiro.

Soy Jesús de Nazaret, Vuestro Redentor y Hermano. Los que vivís en estado de gracia tenéis en vosotros la vida divina, Mi Misma Vida, y estamos unidos por esa misma vida. Los que aun no estáis en estado de gracia y deseáis salir adelante, confesaros, renovar vuestra vida, estáis encauzados por un camino bueno, porque esos deseos, os llevaran a Mi que Soy la luz del mundo y de la almas. Pero los que estáis en el mundo gozando de toda clase de placeres, lícitos y no lícitos, esos vais por caminos de tinieblas, y muchos de vosotros, de perdición. Si, hijos, si, vigilad vuestras sendas, porque por donde caminéis pueden ser sendas de perdición eterna. Yo, Jesús, os hablo y os advierto.

Todo lo que deseéis en estos últimos tiempos para el bien de vuestras almas o de otras almas, si Me lo pedís con fe y perseverancia no os lo voy a negar, pero a Mi Me gusta saber que tenéis verdadero deseo, y de ahí, que os pido perseverancia en la oración. No se pierde ninguna oración que se hace por el bien de las almas, pero si además esa oración esta en la debidas disposiciones de fe y amor y en estado de gracia, entonces hijos, esa oración será aplicada por quienes la pidáis y no solo no se perderá, sino que será efectiva, Yo, Jesús de Nazaret, el Verbo de Dios hecho Carne, os hablo.

Pedid por la almas, pedid por los pecadores, aquellos que para salir de sus vicios les cuesta tanto, pedidme hijos. Mi Madre pedía mucho por los pecadores en su vida terrenal y cuantos, cuantos sacrificios ofrecía, días enteros sin comer y sin beber, malamente durmiendo. Ella fue un alma muy abnegada, muy sacrificada y todo le parecía poco por salvar a un pecador.
Aunque Mi Madre no hubiera padecido junto a Mi lo que padeció, su vida en sí fue única y excepcional, su vida en sí daba muchísima gloria a la Santísima Trinidad. No, hijos no, no sabéis todavía bien la clase de Madre que tenía, porque Ella era la perfección viviente. Pero que poco la imitáis, que poco la conocéis, acudís a Ella para pedirle cosas pero le ofrecéis muy poco y además le ofrecéis cosas que no os cuestan demasiado.
Mi Madre y Vuestra bien se merece que seáis mas generosos con Ella, ofrecedle pudor en vuestras vestimentas, humildad en vuestras humillaciones o injusticias, conformidad en vuestras contrariedades, parquedad en la comidas y bebidas, diligencia en vuestros trabajos y labores, esas son las perlas que mas desea Mi Madre, ofrecérselas hijos, que también es Vuestra Madre. Yo, Jesús, os hablo.

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