domingo, 24 de agosto de 2008

Dictado del 22-8-08

Las cosas del Cielo, hijos Míos, llevan un proceso que nada tiene que ver con las cosas del mundo. Todo en el Cielo esta previsto para que los asuntos, incluso inspirados, den más fruto y sean más eficaces, porque si en el Cielo se hicieran las cosas como vosotros las hacéis, muchas de ellas se malograrían, de ahí, la importancia de que sigáis las inspiraciones que se os dan, para que no erréis en los asuntos que el Cielo pide, incluso, en los asuntos terrenales que son buenos y queridos por Dios para vuestro bien y logros personales. Yo, Soy María Santísima, Vuestra Madre Celestial y Madre de la Iglesia.

Hijos Míos, con que afán acudiríais a una madre terrenal si ésta fuera poderosa. Le pediríais de todo, confiados en que por su amor y poder, no os desatendería. Pues bien hijos, Yo Soy más poderosa que ninguna criatura de la tierra y deseo ayudaros en todas vuestras necesidades, las espirituales sí, pero también las materiales. Acudid a Mí con plena confianza, porque según sea vuestra confianza en Mí, así serán de efectivos vuestros ruegos.

Pero ved, hijos Míos, que Yo también os pido cosas y la principal es que no viváis en pecado, porque si estáis en pecado de gravedad, estáis entonces en las filas de Satanás y no en las de Mi Divino Hijo. Acercaos a Mí y a Mi Hijo con el traje adecuado, el de la gracia santificante, porque si venís manchados por vuestra culpa de no querer limpiaros, vuestra oración es indigna e inadecuada.

Vosotros entendéis esto perfectamente, así que hijos, ponedlo en practica. Id a confesar y hacedlo en condiciones. Examinad vuestras conciencias, examinad pecados de hace tiempo, repasad los diez mandamientos, perdonad al que os ofendió y veréis como vuestras cosas tanto materiales como espirituales florecen. (1) Invocad al Espíritu Santo y pedid Su luz para vuestra confesión, y poneros hijos Míos, en las filas de Mi Divino Hijo, Cristo Redentor. Yo, Vuestra Madre Celestial, os hablo.

Más claro no os puedo hablar, os digo todo lo que tenéis que hacer y como lo tenéis que hacer, por eso hijos, no esperéis más, iniciad en vuestras almas la vida de la gracia, porque si Yo, María Santísima os pidiera para vuestras cosas que hicierais una larga caminata, más de uno de vosotros y de vosotras lo haría, a pesar del esfuerzo que eso les supondría.

Hijos no os pido tanto esfuerzo físico, solo que deseéis desechar el pecado inmundo de vuestras almas y la limpiéis en el Sacramento de la Penitencia y del Perdón, para que Satanás, no os cuente entre sus adeptos. Yo, María, os hablo y os instruyo. La paz de la Santísima Trinidad para todos vosotros.

(1) (Mt 6, 33)