lunes, 29 de septiembre de 2008

Dictado del 25-9-08

Sacerdotes de Dios, Soy Yo Jesús, quien os habla. Esta Unión Mundial de Sacerdotes, todos la tenéis que sacar adelante, todos, y cada cual, debe poner todo su empeño en esta Obra, pues aunque Yo la proyecto y la dirijo, cada cual, debe colaborar con todas sus fuerzas en su cumplimiento y su crecimiento, Yo, Jesús, Vuestro Maestro, Sacerdote Eterno, os hablo.

No podéis esperar que vuestro trabajo lo haga el Cielo. Yo, os otorgaré toda clase de gracias, incluso, gracias inimaginables, pero vosotros debéis de contribuir a esta gran Obra de Amor, como si de cada uno solamente, dependiera el éxito. Yo, Jesús, os hablo. Esto también va para los laicos que la integren.

Pero hijos, esto no os tiene que asustar ni desanimar, porque vuestra vocación en esta Obra será una vocación especifica y tendréis valores y coraje de sobra para dar la talla y el perfil que Yo, Jesús, os pido para esta Obra. No permitáis que el desaliento, el desánimo, o una falsa humildad de creeros ineptos para esto, llame a vuestra puerta, porque eso Me dolería grandemente ya que os faltaría confianza en Mí y también os faltaría amor, porque no seriáis capaz por Mi amor, de anteponeros a todas las vicisitudes interiores y exteriores que os van a sobrevenir.

Por eso, hijos Míos, estad muy, muy, unidos y manifestaros mutuamente los pesares y desánimos que sintáis, estad también unidos a los laicos y contad con ellos, porque Yo también les daré Mi luz, y tendrán Mi Santo Espíritu los laicos que integren “de corazón” esta Obra de Amor.

No dejéis de acudir a Mi Santa Madre que tiene verdadero empeño en que esta Obra funcione. Ella os dará con creces lo que le pidáis con fe y humildad. Por tanto, hijos Míos, sacerdotes de Dios, no esperéis más tiempo y poneros todos a trabajar con empeño, en esta Obra de Amor, y lo mismo mis hijos e hijas laicos.

Acudid también a mi padre José, porque su eficacia es grande para quien le venera, y su poder en el Cielo, es también inigualable. Yo, Jesús, os hablo y os dirijo.

La paz de Mi Divino Corazón esté con todos vosotros y esa paz que Yo os daré en el cumplimiento de Mis deseos, la transmitiréis a Mis almas que os buscaran sedientas, cuando vean que vosotros les dais la paz al alma. Yo, Jesús, os hablo. Todo esto se cumplirá si vosotros cumplís con lo que Yo os pido.