sábado, 26 de diciembre de 2009

Venid a la Fuente de Agua Viva que somos Mi Divino Hijo y Yo Mismo, el Padre Eterno

Aunque un alma se olvide de Mí, el Creador, Yo nunca Me olvidaré de ella. Soy el Padre Eterno quien os habla.
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Hijos Míos y criaturas Mías, que a todos os creé movido por el amor inmenso que os tengo. Yo os tengo siempre en Mi presente eterno y os sigo con Mi mirada en todos los lugares y situaciones que vivís. Veo al que llora y Me compadezco. Veo al que pasa hambre y Me compadezco. Veo al que sufre explotación, enfermedad, angustia, dolor, soledad, injusticia y todos los males que vosotros mismos habéis creado y Me compadezco. Me compadezco hasta del que Me odia porque veo lo que pierde, pero vosotros hijos Míos y criaturas Mías, no queréis verme a Mí y Me rechazáis. No queréis verme en la naturaleza, en la providencia, en el funcionamiento admirable de vuestro organismo, pues aunque nadie os haya hablado de Mí, del Dios Altísimo Uno y Trino, debéis saber verme en las cosas de la vida y de la naturaleza.


Vivís deseosos de ser felices y por eso muchas veces erráis, porque buscáis erróneamente una felicidad en sitios que no existe, y a Mí Dios Todopoderoso, no os queréis acercar y Me rechazáis, cuando una sola palabra que Me digáis de corazón, Me dará alegría. Yo Soy la Misma Misericordia, toda misericordia mana de Mí. Soy Justicia, Bondad, Omnipotencia, pero sobre todo, quiero que Me veáis como Misericordia.


Yo os busco, os toco el corazón una y otra vez para atraeros a Mí, pero estáis aletargados, endurecidos, enviciados y no sabéis reconocer cuando os doy un toque. Hijos Míos y criaturas Mías, Soy el que os creó y lo hice para que fuerais felices y no desdichados.


Venid hijos al Dios Omnipotente que todo lo puede, y que por amor a vosotros, os envíe a Mi propio Hijo, y no escatimé en El, ninguna forma de sufrimiento. Os amo tanto que os envié e a Mi propio Hijo, esencia de Mi esencia y de igual dignidad que Yo, pero vosotros pequeñas criaturas, débiles y poco constantes, no sabéis verme en las cosas de la vida, ni mucho menos buscarme, por eso, os hablo y os digo, que un aliento, una palabra, una exclamación que hagáis para reconocerme, os lo tendré en cuenta, y puede ser la chispa que encienda vuestros corazones por pecadores, por miserables, por criminales que seáis.


Hijos Míos, buscad al Dios de la Justicia y del Amor Eterno, porque quiero abriros Mis brazos para estrecharos en Mi Divino Corazón y daros la felicidad eterna que deseo ganéis. Venid a Vuestro Padre Amoroso, venid y decidme como el hijo pródigo: Padre he pecado contra el Cielo y contra Ti (Lc 15,18) y Yo como buen y verdadero Padre os recibiré con los brazos abiertos y olvidaré vuestros pecados.


Yo, el Padre Eterno, os hablo en estos comunicados que son de los últimos tiempos. Os llamo, os busco, os reclamo. Venid a la Fuente de Agua Viva que somos Mi Divino Hijo y Yo Mismo. Yo, Padre Eterno, os hablo y os reclamo. La paz de la Santísimo Trinidad esté con todos vosotros.

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